España cumplía ya siete siglos de dominación musulmana. Durante todo este tiempo, los reinos cristianos del norte habían resultado hostiles a los árabes, y en los últimos doscientos años se había iniciado un fuerte proceso de reconquista que había provocado las caídas de Córdoba y Sevilla en el siglo XIII. La toma de Granada pasó a convertirse en la campaña final del reino musulmán. Los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, se disponían a conquistar para las huestes cristianas el último reducto árabe en la península.
La guerra de Granada entre los reinos cristianos y los musulmanes se hizo inevitable ya desde 1479. Fernando de Aragón se había casado con Isabel de Castilla una década antes, cuando ambos eran adolescentes. En 1474 murió el hermanastro de Isabel, Enrique IV, y la guerra civil dividió a la península durante cinco años. Isabel triunfó en 1479, justo el año en el que Fernando se convertía en rey de Aragón, Sicilia y Nápoles.
Los Reyes Católicos tenían convicciones fuertemente religiosas, con lo que la idea de iniciar una cruzada contra el invasor musulmán era algo que tenían muy en mente. Isabel y Fernando sólo necesitaban una excusa para declarar la guerra al moro. Y la verdad que no se tomaron demasiado tiempo para buscarla.
La religión fue una de las razones fundamentales. Castilla y Aragón superaban en riqueza y población al reino de Granada, a pesar de que muchos militares voluntarios llegaron a Granada desde Marruecos a través del Estrecho de Gibraltar. Pero este flujo se cortó justo en el momento en el que los portugueses se apoderaron de la parte africana del Estrecho en 1413, con lo que el poder marroquí disminuyó.
El matrimonio entre Fernando e Isabel había vuelto a unir a los reinos españoles en su cruzada olvidada contra los musulmanes. La caída de Constantinopla en 1453 también desempeñó un papel importante, ya que los cristianos buscaban compensar esta derrota ante los turcos. Desde Roma, el Papa dio todo su apoyo al plan español.
Desde la caída de Córdoba, Granada había sido obligada a pagar tributo a Castilla. Los emires de Granada se negaron a pagar durante algunos años, y esto se convirtió en otra de las razones fundamentales para la guerra. No obstante, la chispa acabó de encenderse definitivamente el 26 de diciembre de 1481, cuando las tropas granadinas, en represalia por las incursiones en la frontera española, tomaron la fortaleza de Zahara en una audaz incursión nocturna, llevando a la esclavitud a los habitantes del pueblo.
Los castellanos golpearon dos meses más tarde, atacando el castillo de Alhama, ya en Granada. La guerra había comenzado. Granada tomó la iniciativa en la guerra. Fernando, en su intento de tomar la fortaleza musulmana de Loja en julio de 1482, acabó derrotado, sufriendo además la muerte del Gran Maestre de la Orden de Calatrava. A su vez, las tropas del emir Abu el Hassan, aplastaron al Gran Maestre de Santiago en los montes de Málaga.
Celoso de la victoria de su padre en Málaga, el príncipe Boabdil, futuro Mohammed XII, se dirigió contra una fuerza española afincada en Lucena. Boabdil cayó en una emboscada y fue capturado. Acordando la paz con los españoles, pudo volver rápidamente a casa, y una vez allí, iniciar una guerra civil contra su padre.
Después de una serie de incursiones fronterizas, Fernando regresó a la ofensiva en 1485. Sus fuerzas comenzaron a asediar un castillo tras otro. Entre tanto, Abu el Hassan moría, tomando su reino su hermano Al Zagal, quien continuó la guerra civil contra Boabdil. Boabdil juró al fin lealtad a su tío, y éste le dio el mando de Loja, que rápidamente entregó a Fernando.
En 1487, Fernando logró otro hecho fundamental: la toma de Málaga. A partir de ahí, el rey español inició una campaña en el extremo oriental de Granada, invadiendo gran parte del emirato. Tierras y castillos de Al Zagal fueron cayendo en manos cristianas.
A finales de 1489 Al Zagal renunció finalmente a la lucha, retirándose a un pequeño pueblo en la montaña. Boabdil, en un arrebato, tomó el mando del reino e instó a la población a resistir. Fernando no tuvo más remedio que iniciar el asedio a Granada por mar. Tras 18 meses de intensos combates, en enero de 1492, pudo entrar triunfador en la ciudad. Boabdil y sus gentes tuvieron que abandonar Granada con lágrimas en los ojos.